En un momento como hoy, en el que en la frecuencia del 9 nos asiste, en día, mes y año, nos invito a revisar lo que un número asociado a la consolidación de un proceso, a la gestación que da fruto, nos cuenta sobre nuestras vidas.
El ritmo y frecuencia del 9, narra el tiempo de un proceso celular y anímico profundo, de renovación de nuestra voluntad individual, para crear y orientar desde una visión más amplia este estar aquí y ahora, en la tierra.
Este número asociado al Maestro interno, al anciano sabio, al guardián del tiempo y los tesoros ocultos de la información del alma, nos invita a recordar y reconocernos como humanos, en una dimensión que integra pasado y futuro en el PRESENTE, alma-mente-cuerpo, inconsciente-consciente- supraconsciencia, padre-madre-hijo.
El Maestro y la Maestra, que cada uno de nosotros lleva en su corazón, logra integrar estos tres niveles en esta tercera dimensión, es el que se sabe niño, hombre y anciano y toma de cada rasgo lo que corresponde para su presente No se debate entre tiempos ni estados, tampoco entre seres, lugares, relaciones, sabe del carácter justo de lo que cada tiempo, como cada ser ofrenda a su paso. Es la frecuencia del tres veces tres, incorporándose, tomando cuerpo en nuestra cotidianidad humana.
Tomémonos un momento para honrar a los seres que han sido entrenadores, maestros y maestras en nuestra existencia, expresemos un silencioso GRACIAS desde el corazón, a cada ser a través del cual, de forma amorosa o incluso confusa y dolorosa, hayamos aprendido a lo largo de este viaje humano. Reconozcamos lo que padre y madre ofrendaron consciente e inconscientemente como esos primeros maestros de la vida, y acojamos grata y plenamente el hijo-hija que somos, en una matriz que nos nutre y orienta a través de la voz del corazón.
“A los Maestros y Maestras de mi vida, gracias,
A la Maestra- Maestro en mi, gracias,
A la Maestría de la vida-muerte-vida, siendo a través de mi, Gracias”
¿Qué significa tomar EL NIVEL III de REIKI y la Maestría?
La Maestría es una construcción, paulatina, lenta y constante, como la caída del agua que transforma, a su paso y con el tiempo, la roca en el lecho del río. Es también un acontecer, un suceder, un fluir ante las circunstancias vitales, mientras una voz interna se hace audible y guía en paciente observación el flujo incesante de la existencia.
Tomar el Nivel III de REIKI implica cerrar un ciclo de aprendizaje en un entrenamiento básico dentro de este sistema de sanación universal. Es importante tener presente que conocer los 5 símbolos tradicionales del Reiki trasciende el nivel de memorización de unas imágenes y decretos puntuales, pues se trata de un encuentro con frecuencias vivas y de profundo poder transformador. Es por esto que cada curso de Reiki y cada iniciación, hacen parte de un movimiento vital para la persona, orquestado, casi coreográfico en donde en lo cotidiano suele revelarse una nueva verdad, un nuevo sentir, un despertar, un cambio.
Como lo han podido notar casi todos aquellos que han pasado por los cursos anteriores, cada iniciación en Reiki conlleva una responsabilidad única y específica consigo mismos, en ese arte del acompañamiento íntimo en los procesos del alma, en la ardua y rica labor de “desvictimizarnos” ante la misteriosa existencia y sus múltiples aprendizajes.
El Maestro es quién sabe en primera instancia acompañarse a sí mismo en su camino, en su viaje, el Maestro es aquel que se sabe aprendiz y asume de forma resuelta un ir paso a paso. Es el apoyo constante de sus pies en la tierra de su realidad individual, lo que le permite ser apoyo para otros.
El Maestro interno como el Maestro afuera es a veces báculo y a veces brújula, nunca muleta. Sabe del valor de moverse como del valor de parar, ha corrido quizá muchas maratones y reconoce que de “las carreras no queda sino el cansancio”, que en la vida como en la muerte hay un tiempo preciso, precioso, justo para todo, un tiempo para irse como un tiempo para llegar.
Cuando crece el cauce de los acontecimientos y los bordes que contienen el río de la vida parecen disolverse, ese Maestro, esa Maestra, suele hablarnos fuerte, convocando decisión y acción liberadora. El Maestro habla de forma veraz desde y para el corazón. El mensaje es diáfano en mayor silencio, y esquivo o brumoso, incluso doloroso, cuando vivimos sin tregua ni tiempo para escucharlo.
Esta es pues una invitación para trascender el ideal de hacernos Maestros en un día y asumir la vida entera como escuela y maestría.
¿Que si podrás pasar los alineamientos Reiki a otras personas y sintonizarlas para ser un canal de la energía sanadora?
Sí, siempre y cuando sea tu deseo y voluntad acompañar a otros a ser individuos, a hacerse cargo de un potencial innato y que como todo potencial tiene formas únicas de expresión, con acciones y consecuencias únicas de sanación, no siempre entendibles para la personalidad o la razón.
¿Que si en algún momento puedes dedicarte a enseñar el Reiki a otros?
Sí, si es tu deseo y voluntad abrir ese portal de acompañamiento sabiendo que cada persona o grupo, sea este grande o pequeño, implicará un encuentro de profundo aprendizaje, en el cual la humildad ante los saberes y sentires de cada quién, permitirá que la energía del REIKI en sí revele su mayor propósito, el propósito que el Amor universal y su poder organizador tiene para cada quien.
Será tu responsabilidad diseñar tus propias memorias, entender que el REIKI como sistema está vivo y que conversa con múltiples prácticas de autoconocimiento y formas terapéuticas, como lo son la psicología, las prácticas de manos y bioenergía, el yoga, el poder sanador del sonido, la gemoterapia y la aromaterapia, y será tu responsabilidad decantar de qué modo respetuoso y claro deseas compartir esta información, reconociendo SIEMPRE sus orígenes y tradiciones.
¿Qué pasa si no deseo iniciar a otras personas?
Aunque nunca hagas un alineamiento a otra persona, o nunca dictes un curso de Reiki, o lo hayas dictado y un día no vuelvas a hacerlo, el Reiki opera como un sistema vivo en ti y a través de ti, su asistencia a partir del Nivel III se hace aún más perceptible y notoria, del mismo modo, tu capacidad para aceptar los cambios en ti y en tu entorno, así como tu potencial para generarlos aumenta, siempre en relación con el propósito de tu alma.
Así que en lo particular tengo una premisa: “Todo iniciado como todo ser humano, siempre está iniciando y terminando algo en su vida, con la diferencia de que éste tiene la posibilidad de VER y SER consciente de ello, lo que le permite ampliar el espectro de su VISIÓN y su ACCIÓN transformadora en su existencia, ampliar su CONSCIENCIA de lo que le acontece”.
Formar a otros en la técnica del Reiki y servir de canales para esta labor, es algo que corresponde al plan y misión del ser, no se obliga ni se fuerza, se da. Implica un continuo aprender y desaprender del cuerpo y sus lenguajes, del alma y del espíritu como una fuerza mayor que rige desde un orden profundo la existencia. Aprender y desaprender de las rutinas de vida y relación, del cambio como constante. Aprender y desaprender, de la alimentación más que del cuerpo de la red mental y sus efectos inconscientes de repetición. Acompañar a otros a través del Reiki, es un camino que nos invita a romper los propios esquemas, a atendernos y cuidarnos en todos los niveles para favorecer el cuidado en otros.
A disfrutarnos tras dolernos para volvernos a disfrutar, mientras experimentamos el sabor de lo que permanece, de lo eterno en cada pálpito vital. Por último, La Maestría Reiki como el Reiki mismo, no es un camino a la santidad, ni a la felicidad, es un camino a la humanidad, más plena y viva, más consciente y fluida.
Ana Lucia Acosta Bedoya
Maestra y Terapeuta Reiki
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