El Segundo nivel de Reiki y la transformación del cuerpo mental
“El plano o cuerpo mental está conectado con todos los chakras principales y es el encargado de organizar todos los procesos intelectuales, conscientes e inconscientes. En él se verifican importantes programaciones, sobre todo durante la infancia. Reconoce y almacena, con el fin de ser capaz reproducirlas automáticamente, ciertas series de sucesos que se repiten una y otra vez del mismo modo. Esto ocurre, por ejemplo, cuando aprendemos a conducir. Al principio, tenemos que reflexionar cada vez que queremos cambiar de marcha o hacer cualquier operación. Posteriormente, todo el proceso se automatiza. Esto quiere decir que se han creado unos “circuitos metódicos” de movimiento que dejan libre la conciencia.
Dichos automatismos no se establecen únicamente con las cadencias físicas, sino también con los procesos mentales. Veamos. De niño aprendiste de tus padres que ciertas actividades no son deseables: jugar en el barro, comer lentamente, etc, o que otras son penosas y no producen ningún placer: trabajar, por ejemplo. Más tarde, otros reflejos se superpusieron a esas restricciones y, con el paso de los años, has ido perdiendo las ganas de jugar, comes a toda prisa para no sentirte culpable y solo estás “contento” con tu trabajo cuando te agota y no te da ningún placer. Incluso en el caso de que tomes conciencia del perjuicio que te causan estos automatismos, te costará un gran esfuerzo modificarlos. Están firmemente anclados en tu subconsciente (no confundas tu subconsciente con tu niño interior). Por un lado, la cosa resulta muy práctica – no tendría sentido que los reflejos, una vez adquiridos, pudieran ser modificados con facilidad-, pero por otro obstaculiza enormemente la tarea de poder transformar nuestras más dolorosas estructuras caracterológicas por otras más fluidas y aceptables”. Del libro: Reiki – El camino del corazón, de Walter Lübeck, Ed. Sirio.
La iniciación en el segundo nivel de Reiki y su movilización del cuerpo mental desde un nivel espiritual, abre una puerta para el uso consciente del pensamiento, el decreto, la imagen (símbolo) para vehiculizar la consciencia y transformar los bloques del cuerpo dolor, ese nivel emocional fruto de una creencia (pensamiento) que toca de manera particular nuestro cuerpo. Cuando hablamos de emoción, estamos hablando del modo en que nuestro cuerpo mental se manifiesta a través de nuestro cuerpo. Es decir, en modo en que nuestras creencias y particulares identificaciones mentales con ciertas vivencias o realidades, generaron o generan un nivel de perturbación que toca el cuerpo, un movimiento en el cuerpo que surge de una impronta mental, es a menudo lo que reconocemos como una EMOCIÓN. Es por esto que no hablamos de cuerpos separados o compartimentados, sus niveles de comunicación expresan una interdependencia, en donde radica también un potencial.
Cuando una persona recibe su sintonización en el Segundo Nivel de Reiki y se aproxima, desde el conciente, a los símbolos de sanación y sus vibraciones nombradas y sentidas, está sintonizando a su vez el recuerdo del potencial transformador a su disposición a través de la palabra PENSADA, SENTIDA Y HABLADA. El reikista retomará entonces herramientas sencillas para proyectar conscientemente su intención sanadora a asuntos y vivencias del pasado que generaron esas corazas caracterológicas que impiden el flujo armónico de su cerebro más reciente en desarrollo, como el prefrontal, en donde quedaron como improntas muchas vivencias de la infancia, que generan un bloqueo en el movimiento natural y creativo del pensamiento, en el potencial de discernimiento y decisión como ser humano, en la confianza y serenidad que podría revelar un pensamiento conectado al corazón, a los afectos y al sentido más auténtico de abrigo y protección, es decir de NO – SEPARACIÓN.
Más allá de un ejercicio cognitivo, una danza de la Consciencia, una conciliación interna.
El Reiki, desde el Primer Nivel, te invita al uso consciente de tu atención, a través de sus principios de experiencia cotidiana, de poner la atención en el HOY, en un día a la vez para desinstalar por ejemplo, el programa de enojo o de preocupación.
Sin embargo, es y será la PRESENCIA Reiki, que es Consciencia, no el esfuerzo mental, la que permite los cambios en los esquemas mentales y emocionales, corporizados o corticalizados (que recorren esas rutas metódicas en nuestro cerebro. Esa Consciencia y su flujo diáfano, sólo es posible cuando estamos realmente PRESENTES, atestiguando sin juicios perturbadores lo que ocurre. Cuando amorosamente observamos el vaiven aprendido del YO, identificado con el pasado o con el futuro y que da ritmo, casi siempre ruidoso, a nuestra mente.
Entonces, que cualquiera que sea la herramienta o recurso a nivel de tu pensamiento, el decreto o la intención, que no sea el aconductamiento mental, la domesticación forzada del pensamiento negativo que aprendió a golpes a volverse “positivo”, no, que sea la aceptación de ese movimiento propio de los esquemas y reflejos aprendidos, y la no identificación con los mismos, lo que impulse una atención más presente, una atención sin tensión, un palpitar amoroso que aumente la PRESENCIA DE TU SER, ya no tanto de cuánto SABES o TIENES en conocimiento, de cuánto HACES o dejáste de HACER.
Esta clave, medicina, de la que tanto se habla cuando hablamos de meditar en la acción o de la atención plena, es en realidad una de las puertas más antiguas del despertar espiritual, atemporal, que favorece que el SER HUMANO encarne el vehículo que ES, ese vehículo de la consciencia, ni pasado, ni presente, ni futuro, lo que ES y se manifiesta en cada ser, en ti, en mí, en todo a cada instante o lo que en el Sistema de Sanación Natural Reiki, se nombra y convoca a través de uno de los símbolos de Segundo Nivel, HON SHA ZE SHO NEN, que opera de forma particular sobre el plano mental y favorece el envío de la energía REIKI más allá de la barrera espacio-temporal.
Que el flujo diáfano de tu energía desde el corazón, en aceptación plena de cada instante, por más ordinario o simple que parezca, comer, darse una ducha, escuchar al otro, escuchar tus propios pensamientos, active el testigo silencioso detrás de toda acción, que favorece y favorecerá, que allí donde dirijas tu atención o pensamiento, acuda la Presencia que es CONSCIENCIA, no sólo un ejercicio conciente, que acuda la Presencia: receptiva, fluida, de no esfuerzo pues es la FUERZA VIVA que permite eso que llamamos VIDA, cambio y por tanto: SANACIÓN.
En este día 22 de julio de 2020, día consagrado a María de Magdala, María Magdalena, como frecuencia, vibración y encarnación del divino femenino en la tierra y de su mano y presencia, nos llega el recuerdo que abre la posibilidad de consolidar las prácticas de sanación, unificación e integración del cuerpo como alma viviente, sintiente, dispuesto y receptivo al AMOR como expresión de la totalidad, de la vida como manifestación del Deseo mayor. Nos invito a disolver, un instante a la vez, poco a poco, bocado a bocado, inhalación tras exhalación, exhalación tras inhalación: la programación antiplacer que ha ambientado la escena mental individual y colectiva, para que el alma-cuerpo, retorne a su centro y pueda hacer su danza, en medio del giro, del movimiento dual y relativo de eso que perciben nuestros sentidos, y poder, quizá, si es nuestro momento y lugar, abrir nuestra VISIÓN a una realidad expandida, trascendente.
Ana Lucia Acosta B.
Maestra y Terapeuta Reiki Aymaluz
www.unpuentereiki.com
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